Todos hemos experimentado una situación similar: ha cogido muy buenas cartas en el flop, y el corazón salta anticipando la victoria. La primera decisión que hay que tomar es jugar una mano agresiva o en el estilo de slow play. Mientras que el slow play funcionaría casi con toda seguridad, no siempre es fiable, así que vamos a ver con detalle esta estrategia.
El objetivo principal de slow play de mano fuerte es forzar al oponente para que crea que tiene una mano importante y continúe echando sus fichas. Por ejemplo, digamos que usted ha hecho call antes del flop con 8-8, y el flop con 2-3-8. Suponiendo que el oponente tiene una pareja mayor, le está dando la iniciativa para que juegue agresivamente haciéndolo sentir seguro de la victoria. Por lo general, en esta situación usted va a ganar un bote significativo.
Por supuesto, el momento adecuado para el slow play no es siempre tan evidente. El slow play vale la pena en situaciones en la que el bote es pequeño, y usted quiere que su oponente se quede en el juego el tiempo suficiente para aumentar el tamaño del banco.
Hasta que tenga una mano absolutamente imbatible o casi inmejorable (una escalera de color o póquer, por ejemplo), slow play siempre será una acción un poco arriesgada. Usamos el ejemplo anterior, si su oponente tiene una pareja de ases, usted todavía le da la oportunidad de coger dos "outs", mientras le permite ver el turn, y, tal vez, el ríver. En esta situación específica, yo no me preocuparía, ya que es poco probable que él recoja el set, pero sigue siendo un riesgo.
Un mayor riesgo se produce cuando hay un "dro" en la mesa. En el mismo ejemplo, si el oponente tiene en sus manos 4-5, ¿qué pasa si el flop sale 8-9-10 corazones? Ahora uno de sus oponentes con un siete o una jota tiene un proyecto de doble straight-dro (escalera-dro), y uno de ellos con un corazón puede tener un flash-dro (color-dro).
¡Usted decide! ¡Buena suerte